Columna de
Mélanie Laurent

Columna de
Mélanie Laurent
«A través de esta nueva exposición, cada uno de nosotros está invitado a convertirse en un observador privilegiado de la increíble belleza de los mundos polares, pero también en un testigo informado de su gran fragilidad…»

Mélanie Laurent,

Patrocinador de la exposición «Mission Polaire»

A los que ven la ecología como un castigo, les digo que debemos pensar en términos de soluciones. Tuve la suerte de descubrirlo a una edad muy temprana, a través de una educación familiar basada en el sentido común: no desperdiciar, comer bien, limitar el despilfarro… Es mejor dar ejemplo que sentirse culpable, educar que arrepentirse, actuar que postergar. Es esta visión la que quiero anclar en mis proyectos.

El océano es un reto. Si la alarma ha sonado, no debemos dejar que nos frene. Alertar a las conciencias de la gente, sí. Ofrecerles soluciones, ¡aún mejor! Es este optimismo ilustrado el que comparto con el Instituto Oceanográfico de Mónaco y estoy especialmente orgulloso y feliz de estar asociado a su exposición «MISIÓN POLAR», como su mecenas.

Cuando el Príncipe Alberto I creó este instituto hace más de cien años, le encomendó la misión de dar a conocer, amar y proteger los océanos. Este gran explorador visionario se desplazó en varias ocasiones al Ártico, consciente ya del papel esencial que desempeñan los polos en el equilibrio de nuestro planeta. Polos que, como el resto del mundo, están amenazados por el cambio climático, responsable de un peligroso deshielo, por la contaminación, la sobrepesca y la desaparición de especies.

A través de esta nueva exposición, cada uno de nosotros está invitado a convertirse en un observador privilegiado de la increíble belleza de los mundos polares, pero también en un testigo informado de su gran fragilidad. Al convertirse en verdaderos reporteros, los visitantes de la exposición no sólo podrán comprender los mecanismos que actúan en los confines de la Tierra, sino que también podrán ser testigos y participar. Todos podemos actuar a nuestro nivel. Una responsabilidad individual para una gran misión colectiva: reencantar el mundo.