¿Una ballena en el Museo?

Sala de la Ballena

Pero es cierto: una de las joyas del Museo Oceanográfico es una ballena, ¡una de verdad! O, más exactamente, su gigantesco esqueleto: 18 metros de largo y casi tres toneladas de huesos.

También se exponen muchos otros mamíferos marinos, para ser (re)descubiertos bajo una nueva luz.

UN VIAJE ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE

Cuando se entra en esta sala inusualmente grande, se entiende rápidamente por qué se llama la Sala de las Ballenas.

Una ballena de más de 18 metros de largo nos domina. Suspendido a varios metros del suelo, su esqueleto de 2,8 toneladas parece flotar en el aire. Este rorcual común apareció en la costa ligur del Mediterráneo hace mucho tiempo. En 1896, concretamente, diez años antes de la creación del Instituto Oceanográfico. A sus 123 años, este gigante tiende un puente entre el pasado y el presente. Este es uno de los encantos de esta sala tan especial, con un ambiente y una colección únicos.

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Como si nadaran juntos

Siguiendo a esta ballena, viajamos en el tiempo y nos adentramos en el mar, donde aún hoy viven miles de sus descendientes.

Como en el Mediterráneo, esta ballena no está sola. Otros trece esqueletos de mamíferos marinos parecen estar nadando en su estela. La mayoría de ellos proceden de las numerosas expediciones que el Príncipe Alberto I de Mónaco ha realizado por los mares del mundo. Entre ellos hay un cachalote de ocho metros. Los más observadores podrían incluso contar todos sus huesos. Le ahorraremos esta tarea: ¡son precisamente 163!

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Para ganar altura

Los otros compañeros de la ballena y el cachalote: delfines, una falsa orca, una ballena de Cuvier, un narval con su increíble cuerno proyectado como una lanza, etc.

Para admirar mejor la persecución de estos señores del mar y examinarlos con detalle, se puede obtener una buena vista de ellos recorriendo las galerías laterales del entresuelo.

De paso, observamos que algunos tienen cinco dedos en el extremo de las aletas. Un detalle que los hace aún más familiares para nosotros… Para los curiosos, hay tabletas táctiles frente a cada ejemplar. Nos ayudan, entre otras cosas, a poner nombre al animal que hay detrás de cada esqueleto.

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¿Lo sabías?

Al comienzo de cada hora, un extraño fenómeno da vida a estos venerables representantes de la vida submarina.

Un espectáculo de luz y sonido orquestado por Xavier Perret, con música original de Clovis Schneider.
Esta puesta en escena fue creada para descubrir o redescubrir a los habitantes de esta sala bajo una luz diferente.

¿Algún consejo? Esté atento a sus relojes para poder estar allí en el momento adecuado y sorprender a sus amigos o hijos con este repentino cambio de ambiente. Además de la colección de historia natural del Museo, la Sala de las Ballenas acoge regularmente exposiciones temporales. Son muchas las razones que lo hacen imprescindible.